31 octubre 2011

Halloween

Año a año somos testigos de una celebración propia de los países anglosajones, pero que se ha ido arraigando en otras culturas, como la nuestra, gracias al infalible marketing comercial, siendo el más influyente el cine como producto de propaganda universal.
Me refiero a Halloween (que es una contracción de All Hallow's Evening, o sea Noche de Todos los Santos). Festividad que se realiza sagradamente desde el siglo XIX en los Estados Unidos, tras quedar fuertemente arraigada gracias a los inmigrantes irlandeses que en la década de 1840 llegaron a ese país tras escapar de la Gran Hambruna Irlandesa. Sin embargo, esta costumbre se remonta a los orígenes celtas que comparten los pueblos angloparlantes europeos, como lo son Irlanda, Inglaterra, Escocia y Gales. La fiesta celta de Samhain, que en irlandés antiguo significa "fin del verano", implicaba el fin de la temporada de cosechas, lo que marcaba el Año Nuevo Celta, que comenzaba así con una estación oscura. Con la llegada del Samhain, los celtas creían que la línea que separa este mundo con el espiritual se estrechaba, permitiendo así el tránsito libre de los espíritus benévolos y malévolos. Las familias entonces invitaban a las manifestaciones de sus antepasados para homenajearlos, y utilizaban vestimentas especiales y máscaras para ahuyentar a los malos espíritus.
Tras la ocupación romana de los territorios celtas, esta festividad no se perdió ya que los romanos también celebraban a fines de octubre y comienzos de noviembre la "fiesta de la cosecha" en honor a la diosa de los árboles frutales, Pomona.
Luego, la llegada del Cristianismo, obligó a los Papas Gregorio III y Gregorio IV a tratar de reemplazar estos feste
jos "paganos" trasladando la celebración del Día de Todos los Santos desde el 13 de mayo hasta el 1 de noviembre, fecha que aún se conserva en el calendario gregoriano.
Y luego, los irlandeses lo llevaron a los Estados Unidos, entre costumbres como la de tallar
calabazas huecas con rostros atemorizantes y colocándoles una vela para iluminar. Esta costumbre responde a una antigua leyenda denominada Jack-o'-lantern que cuenta la historia de Jack el Tacaño, quien tras engañar dos veces al mismísimo Diablo, le habría convencido de jamás reclamar su alma, ya que sabía que por sus actos su destino le aseguraba pasar la eternidad en el Infierno. Al morir, el espíritu de Jack, nunca ha podido encontrar un lugar de descanso ya que tanto las puertas del Cielo como las del Infierno están cerradas para él. El Diablo para burlarse de él, le habría lanzado una de las brasas del Infierno para recordarle el calor que su alma jamás volvería a poseer y Jack la habría colocado en un nabo, utilizándola como una linterna para guiar su andar en busca de su eterno descanso. Desde esta misma leyenda, se desprende la creencia de que en la noche de Halloween, al merodear toda clase de espíritus en el plano terrenal, el espíritu de Jack sería uno de los más peligrosos, ya que cuando se acerca a las casas, éste consulta: "Trick or treat?" (¿Maldad o trato?), y lo mejor es realizar un trato, sin importar el costo, ya que de no acceder, este espíritu tiene el poder de maldecir a la familia, o incluso, dejar la casa en llamas. Esto explica las calabazas usadas en las casas a modo de espantar a estos malos espíritus.
Masivamente, esta celebración no comenzó hasta el año 1921 en los Estados Unidos, tras el primer desfile de Halloween llevado a cabo en Minnesota, que luego se extendería a todos los demás estados americanos. La internacionalización del festejo se puede rastrear hasta los años 70 y 80 con la ayuda de series de television y películas donde se muestran siempre a niños
pequeños disfrazados de personajes malvados yendo puerta a puerta consultando: "¿Dulce o travesura?", una traducción más sutil que la original. Lo que realmente ocurre cuando los niños no reciben un dulce es que lanzan huevos a las casas o espuma de afeitar en las puertas... muy distante al sentido original que tenía esta celebración en sus orígenes celtas. De todas formas, esta celebración a dado pie a guiones mucho más oscuros y violentos como la saga del psicópata Mike Myers, cuyas películas reciben el nombre de Halloween.
Así que ya saben, para la próxima víspera del Día de Todos los Santos, cuidado con abrirle la puerta a cualquiera... podría ser la última vez que lo hagan.

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